Soy tuya, con mi mayor convicción; soy tuya con toda la fuerza de mi corazón, que es tuyo. Y como cada pensamiento mío, es tuyo, soy tuya.

Alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos, que me rompa las medias con la boca y luego me compre otras, que se pierda a mi lado para después rescatarme de laberintos sin sentido; que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas. Alguien que cosa disfraces a mis días malos y los convierta en buenos, que no se enfade si no me entiende, ni me entiendo y lo mareo, que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer; que no dé por hecho que siempre voy a estar ahí, pero que tampoco lo dude, que no me haga sufrir porque sí pero que no me venda amor eterno manoseado. Alguien que no pueda pasear conmigo por la calle sin tomarme de la mano, que no me compre con regalos pero que tenga mil detalles de papel, que no le guste verme llorar y me haga reír hasta cuando no tengo ganas; que de vez en cuando decida perseguirme por los bares y conocerme otra vez, que me mire, lo mire y me tiemblen las piernas sin remedio. Alguien que esté loco por mí, y no se olvide de decírmelo los días de resaca, que si mira a otra, luego me guiñé el ojo y se ría de mis celos de hojalata, y sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta que me ha encontrado.